Uno de los desafíos más apremiantes en la actualidad tiene que ver con la seguridad alimentaria, en la medida que las proyecciones de aumento de la población y cambio climático imponen presión sobre los sistemas agrícolas del mundo.
En ese sentido es determinante la agricultura familiar, que produce cerca de 80% de los alimentos en el mundo, sin embargo, por sus características de pequeña escala, muchas veces no está tecnificada y enfrenta varias limitaciones para el desarrollo y aumento de la productividad.
Por eso la profesora Elena Velásquez Ibáñez, de la Universidad Nacional de Colombia Sede Palmira, desarrolló la “Guía técnica para la utilización sostenible de residuos orgánicos en cultivos perennes utilizando lombrices de tierra”. Esto, en el marco de una investigación en tres fincas del Valle del Cauca que tienen cultivos de plátano en zonas de baja calidad del suelo, donde los académicos probaron la técnica de fertilización orgánica (FBO) usando la diversidad de la fauna del suelo como insumo.
Para el desarrollo de la técnica los investigadores evaluaron la macrofauna del suelo usando el método Tsbf, con lo que encontraron grupos taxonómicos como el de los ingenieros del ecosistema, que incluye termitas, hormigas y lombrices, que pueden modificar algunas de las propiedades del suelo.
La actividad de esos invertebrados puede medirse usando la técnica de morfología del suelo, que permite separar los agregados del suelo, semillas, madera y hojas. Cabe recordar que los agregados del suelo inciden en la filtración y almacenamiento de agua, así como en la retención de carbono. Por eso, para identificar los agregados, es necesario pasar la muestra recolectada por un tamiz, y lo que queda después del proceso es lo que está macrogregado.
“Si el agricultor se encuentra con un porcentaje muy grande del suelo sin agregar, quiere decir que en su cultivo no están ocurriendo procesos biológicos adecuados y que se está destruyendo la estructura del suelo por el manejo que se le da con maquinaria pesada o porque su suelo no tiene cobertura vegetal”, explicó Velásquez.
Hecha la evaluación de las propiedades del suelo, los investigadores de la Universidad Nacional hicieron una zanja de 40 cm de profundidad donde pusieron materia orgánica de lenta descomposición de la misma finca, y agregaron una capa suelo, y sobre esta pusieron materia orgánica de rápida descomposición e introdujeron 20 lombrices.
Una de las conclusiones más importantes de la investigación, desarrollada en el marco del programa “Desarrollo de tecnologías innovadoras para el manejo integrado de plagas y enfermedades limitantes del plátano y el banano en el Valle del Cauca”, es que esta metodología ayuda a restaurar la fertilidad en el suelo de alta funcionalidad, por lo que permite permite un tránsito a la producción orgánica sin pérdidas en la producción desde el principio.
El método, además, ayuda a controlar de forma natural ciertas plagas, por lo que puede ser una buena alternativa para quienes quieren cultivar de forma eficiente y sostenible con el ambiente.
Fuente: agronegocios.co